viernes, 20 de agosto de 2010

PURGATORIO. Geografía Umbría. El Pozo

Su sola mención despierta el pavor entre los Conscientes más noveles y cubre con un manto de silencio el rostro de los veteranos. Pocos lugares hay en Purgatorio con un halo de maldad tan intenso, y un pasado de crueldad y dolor tan sangriento.

 

Surgido de la nada que forma la materia oscura, el Pozo se presenta de forma inesperada ante los Conscientes que se aventuran a cruzar los extensos vacíos en penumbra que se extienden bajo la Bóveda. En la forma de un ominoso y sucio brocal, la boca del Pozo esconde en su interior una profunda y estrecha galería, que sirve de cárcel a los cautivos que él son encerrados. Las paredes de dicha galería se hunden en la negra tierra y están recubiertas de largos y afilados espinos que impiden la huida a su prisionero. El suelo, al final del Pozo, donde el cautivo es recluido, está parcialmente inundado y entre la tierra removida innumerables fauces lanzan voraces dentelladas cada cierto tiempo sobre aquellas partes del cuerpo del prisionero que estén bajo el agua. Las laceraciones ocasionadas son tan dolorosas que todos los cautivos presos en el interior del Pozo no dudan en intentar escalar las paredes del mismo, aunque en su ascenso las afiladas agujas de espino destrozan su cuerpo y les hacen caer de nuevo al fondo.

 

El número mínimo de fauces en el fondo del Pozo jamás será inferior a 4, a las que habrá que sumar tantas otras como estigmas, infortunios y fobias sufra el Consciente que lo ocupe. En el caso de los Durmientes, dicho valor variará en función del grado de tortura que le vaya a ser aplicado, pero nunca será menor de 3.

 

Cada una de las citadas fauces aplicará un total de 4 puntos básicos de daño al atributo Miedo por cada dentellada, y éstas se efectuarán una vez por turno. No existe ninguna posibilidad de que alguna de las fauces falle un ataque una vez iniciado, por lo que no es posible evitar dichos ataques sobre aquellas partes del cuerpo sumergidas bajo el agua. Tan solo manteniéndose fuera de la misma es posible escapar a las fauces que se ocultan en ella. Pero para ello hay que encaramarse a las paredes del Pozo, y al hacerlo, las afiladas espinas desgarrarán la carne del Consciente. El daño ocasionado será de 6 puntos básicos sobre el atributo Miedo, por cada turno que el Consciente permanezca encaramado a la pared. Es posible que cualquier Consciente intente ascender por las paredes del Pozo, pero para ello deberá salvar una prueba de habilidad en Equilibrio por cada intento con una dificultad de 60. La profundidad del Pozo obligará a cualquier Consciente a realizar al menos 10 intentos para salir de él. Un intento fallido hará caer al Consciente al fondo del Pozo y tras ello necesitará invertir un turno en levantarse para volver a intentar ascender.

 

Cuando un Consciente, debido al daño infringido, regresa al estado de Durmiente, permanece en el fondo del Pozo durante un tiempo indefinido sufriendo los ataques de las fauces. Y solo puede salir de esta situación en el caso de que algún Consciente llegue hasta él y lo libere. Si por el contrario es un Purgarita el que lo encuentra, el Durmiente será inmediatamente trasladado hasta otro lugar para continuar con la tortura. Algunos Híbridos como el Gusano Succionador se han especializado en capturar Durmientes atrapados en el Pozo para alimentarse de ellos, por lo que no es extraño encontrarlos en sus cercanías.

 

El Pozo, al igual que otros lugares en la parte no visible de la Bóveda, está superpuesto sobre si mismo. Lo que quiere decir que desdobla para albergar tantos cautivos como sea necesario, en un número idéntico de Pozos.

 

 

Un saludo y hasta pronto.

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