Desprovisto de compasión, vacío de esperanza y repleto de culpa. Así es el destino que espera a los que entren en el Desván frío. Ideado por las inteligencias de Purgatorio como un lugar de castigo y dolor, éste es uno de los lugares más temidos y odiados por todos los Conscientes.
Como su nombre indica, el Desván frío tiene la forma de un estrecho y húmedo habitáculo abuhardillado, con el techo de viejas vigas de madera casi a ras de suelo, en una esquina, y con la altura justa para mantenerse encorvado, en la otra. Con rugosas paredes de mampostería rebosantes de humedad y un duro y desnudo suelo de tierra, el Desván frío se asemeja a una perpetua tumba iluminada por los débiles rayos verdeazulados de un candil anclado a la pared.
En su interior, las sombras danzan fúnebres al son de la titilante luz del candil, mientras un oscuro y maloliente moho se extiende cubriendo todo lo que encuentra a su paso. Incluido el Durmiente preso entre sus paredes.
Las consciencias atrapadas sufren su tortura durante un tiempo variable, en el que son sometidas a un extremo dolor emocional originado por un completo sentimiento de culpabilidad. Dicho dolor es tan intenso, que todas y cada una de dichas consciencias desean morir y desaparecer ante la agonía soportada.
Ningún Consciente viajaría hasta el Desván frío salvo por causas de fuerza mayor. Y solo los que lleven las protecciones adecuadas pueden tener alguna posibilidad de escapar a su tenebrosa influencia. Los que por el contrario no lo logren, sufrirán daño directo sobre el atributo Culpa, elevando su valor hasta 8 (completa). Y quedarán imposibilitados de realizar cualquier acción, permaneciendo por siempre dentro de su propio Desván frío.
El acceso al Desván frío solo es posible a través de un Salto umbrío, y éste solo es efectivo si se dispone de una Carta de Navegación Umbría. Este sistema es también el idóneo para salir del desván, para aquellos que hayan logrado vencer su influencia, aunque alternativamente es posible utilizar la red de galerías del Punto de reunión.
Nadie ha conseguido jamás escapar del Desván frío por sus propios medios, aunque hay leyendas sobre Durmientes rescatados por Conscientes, que utilizando una Brújula ciega, lograron llegar hasta ellos. También se dice que hay quienes viajan temerariamente hasta este lugar, para robar los destellos de luz del candil que alumbra el desván. Encerrándolos en cristales de roca, con la intención de utilizarlos como poderosas armas. Pues corre el rumor de que son dichos destellos verdeazulados los que someten la consciencia y aplican la tortura.
Sean o no ciertas estas historias, únicamente por razones tan poderosas como éstas, accedería un Consciente a viajar hasta el Desván frío.
Un saludo y hasta pronto.
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