Agrupados en facciones o luchando en solitario, los Conscientes caminan sobre la superficie de Purgatorio habitando este mundo en un remedo de la que fue su vida anterior. Impulsados de forma compulsiva a sentir emociones humanas, han formado una errática sociedad que se presenta como una mala copia de la que conocieron en vida. Y en esa sociedad, se interrelacionan y comunican, mediante pautas de comportamiento que solo su modelo de existencia determina. Como arquetipos establecidos, los Conscientes se dividen y clasifican en un número concreto de divisiones o categorías. Ésta es una de ellas.
Ermitaños
Escasos, inaccesibles y extremadamente poderosos, los Ermitaños son la máxima expresión de poder que un Consciente puede alcanzar. Entre ellos se encuentran algunas de las más antiguas consciencias despertadas, como los siete Ermitaños que lucharon durante la Gran Expiación.
Cuando un Consciente eleva su Voluntad, y su Talento o Fe, hasta el grado superior (7), significa que ha reunido el número de recuerdos pasados y conocimientos presentes, suficientemente grande como para convertirse en un Ermitaño. Los poderes de estos Conscientes alcanzan tal magnitud, que pocos Purgaritas y casi ningún Híbrido, está en disposición de representar un peligro para ellos. Lugares como el Desierto de Agujas, el Pozo o la Marca de Ceniza, ni siquiera alteran levemente su pulso o ánimo. Y las pruebas o retos más inverosímiles, imposibles para otros Conscientes, son un simple paseo cuando se alcanza este estado. Hasta el mismo Purgatorio, con los Cógnidos a la cabeza, temen la voluntad de un Ermitaño.
Pese a ello, la sociedad formada por los Conscientes, no ve en los Ermitaños la figura de un líder a seguir y bajo cuyo mando luchar. Los Ermitaños son muy poderosos, es cierto, pero también son muy individualistas y solitarios. Rechazan los pilares sobre los que se ha levantado esta sociedad del mismo modo que han dejado de creer en los que daban forma a la que pertenecían en vida. Hastiados de ser los siervos de leyes y reglas impuestas por otros, han decido que no quieren tener esclavos ni dueños. Por lo que han dejado atrás el mundo de los Conscientes y han creado el suyo propio, escondidos en la vasta vacuidad de Purgatorio.
Los Ermitaños han perdido el ansia por la libertad, ya que consideran que la que ellos tienen en la actualidad es probablemente superior a la que tendrían escapando a Purgatorio. No están sujetos a las reglas de este mundo ni a las de los Conscientes. Y por ello, no sienten la necesidad u obligación de usar su poder para encabezar una rebelión o guerra que libere a las consciencias atrapadas. “Que cada uno libre sus propias batallas”, sería la forma de pensamiento que mejor definiría el sentir de un Ermitaño.
Los Ermitaños prefieren lugares desconocidos y sin rastro de vida, para establecer su ubicación. Alteran la irrealidad para crear sus moradas con la forma deseada, y una vez acabadas, las camuflan hasta ser prácticamente indetectables. En el hipotético caso de que algún Consciente llegue hasta uno de ellos, éste intentará que el visitante se marche utilizando los medios necesarios, incluyendo la utilización de habilidades paranormales, pero sin provocar ningún tipo de daño. Si el recién llegado hace uso de la fuerza o se convierte en algún tipo de amenaza, el Ermitaño no dudará en utilizar todo su poder para eliminarla. Los Ermitaños son extremadamente difíciles de convencer para que abandonen su morada o se embarquen en alguna misión o aventura, así como para que realicen algún encargo a petición externa. Y si alguno de ellos decidiera aceptar, sería siempre por alguna extraña razón. Las recompensas normales no sirven con ellos y si exigen un pago, éste será siempre extraño y complejo.
Son únicos, son míticos, y son temidos cuando desatan su poder, pero también son una fuerza que no sirve a nadie. Por lo que recurrir a ellos, es en la mayoría de los casos, una perdida de tiempo.
En próximas entradas os hablaré de otros arquetipos que podréis encontrar en Purgatorio.
Un saludo.
0 comentarios:
Publicar un comentario